El aluminio: un material ligero,resistente y de larga duración
El desarrollo de la Economía Circular, y el compromiso de Europa con las estrategias de ésta, no hacen sino impulsarnos a caminar hacia un sistema económico y social eficiente en cuanto al uso de todos nuestros recursos. Se trata de apoyar, entre todos, el crecimiento inteligente, sostenible e integrador y mirar hacia un futuro en el que, a todos los niveles, el cuidado del medio ambiente juega un papel crucial.
En este sentido, somos muchos los actores y agentes que debemos mostrar un firme compromiso y encaminar nuestra actividad y nuestras acciones hacia tales objetivos. La industria del aluminio, a la que representamos en gran medida desde la Asociación Española del Aluminio (AEA) que representa los intereses de más de 600 empresas del sector, lleva años manifestándose en esta dirección e intentando promover e incentivar el uso de este metal, que cumple con los requerimientos más exigentes y que tanta presencia tiene en nuestra vida cotidiana.
El sector de la construcción y la arquitectura, por ejemplo, es uno de los principales motores de nuestra industria, pero no sólo. Hoy en día el aluminio juega un papel estructural en multitud de otras actividades económicas importantes, tales como el transporte -automóviles, aviones, trenes de alta velocidad, metros, bicicletas, etc.-, el embalaje papel de aluminio, envases, etc.-, los bienes de uso doméstico -utensilios de cocina y herramientas-, la transmisión eléctrica y un largo etcétera. Todas ellas, por mencionar algunas, requieren y consumen un aluminio que, sin duda, resulta mucho más eficiente, seguro y versátil que otros materiales alternativos, como el plástico, y que tan lejos quedan ya de poder asumir los principios rectores básicos de la Economía Circular a la que nos encaminamos.
Para que nos hagamos una idea clara, basta mencionar que, apenas el 9% del plástico producido y consumido a nivel mundial se recicla. Y un porcentaje muy alto termina en mares y océanos, donde causa graves daños a la fauna marina. De hecho, para ser más gráficos aún y, según datos de organizaciones como Greenpeace, cada año se producen 500 mil millones de botellas de plástico y una sola de ellas tarda 500 años en descomponerse. Y poniendo un ejemplo comparativo, estos son los datos: mientras que un vaso de plástico necesita alrededor de 75 años para degradarse, apenas 60 días es lo que tarda una lata de cerveza (de aluminio) en producirse, llenarse, distribuirse, consumirse y reciclarse en una lata nueva, lista para comenzar el proceso de nuevo con la misma calidad que al principio del ciclo.
Es por todo ello que, desde la AEA, entre otras acciones, nos venimos sumando desde hace tiempo a las no pocas campañas contra el uso del PVC puestas en marcha desde distintas organizaciones ambientales y que, además, han sido recogidas por nuevas voces reputadas (la última la de la oceanógrafa estadounidense Sylvia Earle, Premio Princesa de Asturias de la Concordia 2018) con el objetivo de activar la conciencia ciudadana en pro de la reducción de este material.
No olvidemos que el plástico se ha convertido en unauténtico veneno para el medio ambiente y desde la AEA instamos y hacemos hincapié en que el aluminio es la mejor alternativa, basándonos en estudios homologados y armonizados, tanto a nivel nacional como internacional, que demuestran las ventajas de éste frente al otro.
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